sábado, 11 de junio de 2011

Los efectos de la crisis pueden no ser malos

La gente se ha llevado las manos a la cabeza muchas veces en estos años, en casa, en el trabajo, en la transporte público, un fantasma ronda, se le ha llamado de muchas formas, más o menos fantasmagóricas, y las respuestas a qué provoca ese acto reflejo ha sido más bien personal. Lo colectivo quizás sea eso, muchas manos levantándose hacia las sienes en punto lejanos del planeta que permiten un segundo de tranquilidad preocupada que es la estación anterior a cualquier acto de aprovechar la riqueza del entorno que aún no ha sido aplastado por las ciudades devoradoras.

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